Durante el evento denominado "Democracia Inquebrantable", Lula llamó a preservar la democracia y solicitó castigos ejemplares para los responsables, incluido Bolsonaro, a quien acusó de orquestar el intento golpista. El Tribunal Supremo respaldó la afirmación de que los golpistas no prevalecerán. Aunque el asalto unió temporalmente a la sociedad brasileña en defensa de la democracia, el país ahora se enfrenta a una división política creciente.
A pesar de la presencia de jueces y gobernadores aliados, algunos políticos cercanos a Bolsonaro se ausentaron, sugiriendo la resistencia a mostrar apoyo a Lula. La falta de consenso sobre la naturaleza del asalto persiste, con Lula y sus aliados considerándolo un intento de golpe, mientras que los opositores minimizan su importancia como vandalismo.
El Tribunal Supremo ha condenado a 30 autores materiales del asalto, pero la investigación sobre los instigadores, incluido Bolsonaro, continúa. La ceremonia se llevó a cabo bajo estrictas medidas de seguridad, contrastando con la facilidad con la que los asaltantes invadieron las instituciones el año pasado. Aunque el país celebra la resistencia exitosa contra el golpe, la división política persiste y se refleja en la ausencia de algunos líderes políticos en el evento conmemorativo.
Fuente: El País (España) Periodista: Naiara Galarraga Gortázar